Empecemos por el principio:
Lo que conocemos como Síndrome del impostor, en realidad, no es un diagnóstico como tal; sino la etiqueta que se ha creado para designar el fenómeno psicológico en el que encontramos un patrón de:
- Inseguridades manifiestas especialmente en el área académica y profesional.
- Atribución de logros a factores externos y errores a factores internos.
- Miedo irracional a que se «descubra el pastel» y se descubra que somos incompetentes y no valemos lo suficiente para nuestro trabajo.
- Sentimiento de no merecimiento de los logros obtenidos: creemos que no tenemos los conocimientos ni hemos desarrollado las competencias necesarias para desarrollar las tareas de nuestro puesto de trabajo.
- Comparaciones sesgadas: idealizamos los conocimientos y las capacidades de los demás, y las comparamos con una versión sesgada de nosotrxs mismxs.
- Autoexigencia y perfeccionismo muy marcados, en un intento de evitar que se demuestre lo «mediocre» que somos.
- Autosuficiencia excesiva, con el objetivo de demostrar que no necesitamos ayuda, pues recibirla sería confirmar nuestras creencias.
- Sentimiento de inferioridad: nos sentimos pequeñitxs delante de compañerxs que se encuentran en la misma situación que nosotrxs; creemos que ellxs sí saben y que nosotrxs estamos ocupando un lugar que no nos corresponde.
- Pánico a las críticas negativas, por lo que estas pueden suponer: la confirmación de lo que más tememos, de que, en realidad, no somos tan buenos profesionales como los demás piensan.
Si te identificas con lo anterior, ponte manos a la obra: trabaja tu autoconcepto (especialmente el que concierne al área académico-profesional), trabaja tu autoestima y tu diálogo interno.
Darle sentido a lo que te sucede y entender por qué piensas y sientes como lo haces, te ayudará.
Importante: las etiquetas nos ayudan a entender; pero, cuidado, no te fusiones con ellas.
Que llamar a lo que te sucede Síndrome del impostor te ayude a entender que no eres la única persona que le sucede está bien; que te fusiones con la idea y sientas que no hay nada que hacer, es limitante.
Y, sobre todo, si sientes que tú solx no puedes, ¡pide ayuda!

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