Nelson Mandela dijo: "Yo nunca pierdo. O gano, o aprendo". Esta cita se ha convertido en una de mis favoritas y me ha inspirado para escribir esta entrada.
Aprendemos a través de la experiencia; y también de otras muchas formas. Pero sobre todo por ensayo y error. Puede que conozcamos la teoría, que se nos advierta de las consecuencias y que las probabilidades no estén de nuestra parte. Aún y así decidimos intentarlo, porque no hay mejor forma de aprender, que mediante la experiencia.
¿Pero qué sucede cuando las cosas no van como habíamos planeado? La respuesta es simple, aunque consta de dos opciones (aunque no mutuamente excluyentes): caer o aprender.
Caer está permitido; es lícito y no debemos temerle a la caída. Pero sin duda, es mejor aprender - y, con ello, crecer -.
Cada error, cada fracaso, cada situación en la que no obtenemos aquello que esperábamos es una nueva oportunidad para ponernos a prueba, aprender y crecer.
Por eso, cada vez que resbales o caigas, hazte la siguiente pregunta: ¿qué he aprendido? No es una pregunta fácil - es mucho más simple centrarnos en lo que "dejamos de ganar" o en lo que "hemos perdido" -.
A menudo deseamos que las cosas sean más fáciles, que la vida no sea tan complicada. Pero si fuera así, no seríamos quienes somos.
Y tú, ¿qué haces: caes o creces?
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