Cuando tenemos descendencia nuestras prioridades suelen cambiar; dejamos de ser el centro de nuestras vidas, para centrarnos en las necesidades que nuestros hijos puedan tener. Esta actitud no es cuestionable; nuestros hijos dependen de nosotros en un alto grado; y nosotros, en nuestro rol de padres, debemos ser capaces de proporcionarles lo que necesiten (tanto fisiológicas, como ambientales y emocionales).
Sin embargo, es posible que en nuestro rol de padres que posicionan a sus hijos en el centro de sus vidas nos olvidemos de nosotros mismos. Y de nuestro rol de pareja.
Cuando nuestros hijos empiezan a volar, y viven su vida de manera independiente, los padres retomamos el rol de pareja. Si durante los últimos años no hemos cuidado nuestra relación, es posible que nos encontremos ante una persona casi desconocida.
Los jóvenes pueden independizarse cada vez más tarde, hecho que hace que los cambios en la estructura familiar se sumen a otros factores estresantes como la jubilación, los cambios hormonales, el posible fallecimiento de los padres (abuelos de los niños)...
El Síndrome del nido vacío suele manifestarse con síntomas típicos de la ansiedad y la depresión, como cualquier otro proceso de separación o pérdida. Los síntomas más comunes son: tristeza, llanto, problemas de sueño, sentimiento de vacío, soledad, sensación de no tener un propósito en la vida...
¿Qué podemos hacer al respecto?
Es primordial que no veamos la independencia de nuestros hijos como algo negativo, sino como señal de que hemos hecho las cosas bien: una de nuestras principales metas como padres debe ser que nuestros hijos sean independientes, en el sentido más amplio; que puedan hacer su vida, que tengan recursos. Si nuestros hijos se independizan y no nos necesitan, debemos verlo como algo positivo: ¡objetivo cumplido!
Además, debemos entender que nuestra relación ha cambiado: ahora no hará falta que les proporcionemos una serie de necesidades, como hasta ahora; sino unas distintas. Será nuestro deber estar abiertos a ellas y proporcionárselas; estar ahí para ellos.
De forma paralela, debemos llenar el tiempo que nos ha quedado libre con actividades que nos interesen y que nos llenen.
En cuanto a nuestra relación de pareja, podemos aproximarnos progresivamente, de manera que poco a poco vayamos recuperando nuestro rol de pareja.
Si sientes que te encuentras en una situación como la descrita, y te cuesta salir de ella, no dudes en contactar a un profesional de la salud que pueda ayudarte a afrontarla.
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