¡Qué fácil es culpar (mejor dicho, responsabilizar) al otro de nuestro malestar emocional!
Cuando estamos enfadados, frustrados, tristes... resulta muy tentador buscar responsables fuera de nuestra persona. Es entonces cuando debemos hacer especial esfuerzo para recordar lo siguiente:
1️⃣ Solamente nosotras y nosotros somos responsables de nuestras propias emociones.
2️⃣ Para expresar un malestar, debemos referirnos a las acciones de la otra persona.
De lo contrario, seguro que lo has adivinado:
❕No nos responsabilizamos de nuestra propia gestión emociona, por lo que...
❕Acabamos desarrollando un sentimiento de descontrol sobre nuestras emociones, con el malestar y la impotencia que esto conlleva.
❕Promovemos que la otra persona desarrolle una actitud a la defensiva. Como consecuencia, cortocircuitamos las comunicación.
❕Y, lo más importante, nos alejamos de conseguir un posible cambio de conducta.
Así que, cuando sientas que otra persona es responsable de cómo te sientes, pregúntate de qué es exactamente responsable, y asigna las responsabilidades y las acciones que deben llevarse a cabo para subsanar dicho malestar de acuerdo a tu análisis (p.e. pedir un cambio de conducta o poner límites).
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