Empecemos por el principio: una no-relación es aquella relación en la que una persona quiere compromiso, y la otra no. A veces aceptamos quedarnos en una no-relación porque:
- Creemos que no podemos optar a «nada mejor» (esto es, a una relación que nos proporcione lo que necesitamos).
- Nos decimos que ya nos va bien (cuando, en lo profundo de nuestro ser sabemos que no es así).
- Nos convencemos de que «esto es mejor que nada». Y puede que sea así, pero no podemos obviar que, quizás, nos quedemos atrapadxs en una relación que no nos proporciona lo que necesitamos, «perdiendo» la posibilidad de conocer a quien si pueda hacerlo.
- Albergamos la esperanza de que la situación cambie, de que esa persona a quien estamos conociendo y no quiere nada serio, cambie de idea y dé una oportunidad a un «nosotrxs».
- Nos autoconvencemos de que tenemos la sartén por el mango; «lo dejo cuando quiera», nos decimos; o «cuando aparezca alguien mejor». Y puede que sea así. Pero, ¿cómo podemos saber con certeza de que seremos capaces de renunciar a lo que la situación nos aporta?
- Nos mentimos, diciéndonos que no queremos nada serio (cuando, hasta que esta situación se presentó en nuestras vidas, no teníamos atisbo de dudas de lo que queríamos); y justamente eso sucede si estamos acostumbradxs a renunciar a nuestras necesidades en pro de las de otras personas.
- Creemos que en nuestro vínculo solamente hay lugar para el sexo, a pesar de que, después de los encuentros, no podemos evitar sentirnos más unidxs a esa persona.
Y es que, la contradicción interna que supone darnos cuenta de que la relación, en realidad, es una no-relación en la que no se nos proporciona lo que necesitamos, nos remueve; porque sabemos que supone hacer renuncias; renuncias que nos pesan tremendamente en lo emocional.
Por eso, yo te propongo: haz un ejercicio de honestidad contigx mismx.
Revisa lo que te dices y asegúrate de que no te estés engañando. ¿Y cómo lo sabrás? Porque, en caso de autoengaño, estarás dejando de lado tus necesidades.
Aunque, cuando en nuestro pasado hay un historial de renuncias continuas, es posible que no seamos capaces de reconocer ese autoengaño, porque estamos acostumbradxs a funcionar así; en cuyo caso quizás necesites que alguien te eche una mano, en consulta.
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