Paola acudió a consulta desconcertada. Hace unos meses que está saliendo con David. «Bueno, saliendo, saliendo... No somos nada, de hecho».
Lo que Paola quería decir es que se encontraba en una no-relación, y que eso le desconcertaba.
Le pedí que me pusiera en contexto: Cada vez que Paola intentaba obtener una respuesta a la pregunta «¿qué somos?» David respondía con un honesto «ya sabes mi respuesta: no estoy buscando nada serio, no quiero tener una relación». Así, tal cual, tan claro, es como se lo había expuesto desde el inicio.
David puede no querer tener nada serio, ese no es el problema. Y Paola puede querer tener una relación, ese tampoco es el problema. El problema es que ambos no desean lo mismo y, a pesar de ser conscientes de ello, siguen adelante con su no-relación.
Paola parecía tener muy claro por qué se quedada, a pesar de la declaración de intenciones de David:
«Cuando estamos juntos es tan cariñoso y me demuestra tanto que me hace pensar que en realidad sí quiere una relación. Sino, ¿no me demostraría tanto, no? Y ya sabes, lo que importa son los hechos».
Cierto, los hechos importan. Pero lo que nos dicen los hechos puede que sea otra cosa:
1️⃣ Paola quería tener pareja.
2️⃣ David no quería nada serio.
3️⃣ A Paola le gustaba la versión que David mostraba cuando estaba con ella.
4️⃣ Y lo anterior le hacía olvidarse de un aspecto clave: que David no quería algo serio. A pesar de que era algo que él había verbalizado desde el principio, y en más de una ocasión, Paola se quedaba con una parte de la realidad, la que mantenía viva la esperanza de que David cambiase de idea. Y es precisamente por esto que se sentía desconcertada, porque internamente no paraba de preguntarse:
«¿Pero, si no quiere nada serio, por qué sigue quedando conmigo?, ¿por qué se muestra tan cariñoso?, ¿por qué me demuestra tanto cuando estamos juntos?»
Lo cierto es que es tentador pensar que David se está autoengañando y que, en realidad, sí quiere tener una relación con Paola. Porque es perfectamente factible que sea así.
Honestamente, yo, en el lugar de Paola, probablemente pensaría lo mismo. Al fin y al cabo, es lo que parte de la conducta de David demuestra; y, al fin y al cabo, es con la parte de la realidad con la que yo querría quedarme.
Sin embargo, mi lectura como Psicóloga sería la siguiente:
Puede que David no «quiera» nada serio; y lo pongo entre comillas porque puede que «querer» signifique que "no está preparado" para ello. Porque puede que su apego sea evitativo y eso significa que teme apostar por la cercanía, la intimidad y por cualquier tipo de compromiso, en un intento de protegerse y de mantenerse seguro. Porque ha aprendido que conexión emocional y sufrimiento van de la mano y, como cualquiera de nosotros/as, David no quiere sufrir.
Dicho lo anterior, podemos pensar: «¿Y si le demuestro que conmigo no habrá sufrimiento, que conmigo va a estar bien, no cambiará de idea?»
De hecho, esta lógica está en la línea de lo que esperamos cuando, a pesar de que nos han dicho que no quieren nada serio, decidimos quedarnos; porque pensamos que con nosotros/as cambiará de idea.
Pero no, no cambiará si no «quiere» cambiar. Es decir, si no destina energía y tiempo a trabajar cómo y desde dónde se vincula. Y es perfectamente lícito que no desee hacerlo; está en todo su derecho.
Es por ello que, en general, me inclino a decir: «Si te ha dicho que no quiere nada serio, créetelo».
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