Lorena medía las palabras que utilizaba a la hora de expresar su opinión o preferencias con su exmarido. Por supuesto, debemos expresarnos de tal forma que nos respetemos a nosotros mismos, y respetemos a la persona que tenemos delante. Pero este caso no trata de eso; sino que la cuestión iba más allá. Lorena se sentía juzgada.
Siempre había algo que decir en contra.
Para Lorena no resultaba agradable. Sentía presión constante al tener que medir lo que decía. Incluso sentía que traicionaba una parte de sí misma al hacerlo, porque "escondía" opiniones y "censuraba" preferencias que también formaban parte de su persona.
Lorena conoció a un chico recientemente. Con él, Lorena siente que puede ser ella. Que puede poner sobre la mesa incluso aquellos aspectos que considera mejorables, o aquellas cuestiones por las que se sentía juzgada por su exmarido. Lorena se siente libre de ser como es. Se siente aceptada. Y, de vuelta, el chico al que está conociendo recibe sinceridad. Porque si no tienes que "censurar" tu forma de ser, puedes ser sincera, puedes ser libre.
¿Te has sentido alguna vez como Lorena?
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