Tu niño/a interior necesita que valides su experiencia emocional.
«¿Cómo?», te preguntarás.
Puedes empezar por reconocer sus emociones. Algo así como recordarle:
- Que sus necesidades eran, no solamente válidas, sino también naturales y esperables.
- Que sus emociones eran adecuadas, incluso si incomodaban a las personas adultas de su alrededor.
- Que, si no recibió el afecto que necesitaba de la forma que necesitaba, no fue porque no lo mereciese.
- Que estaba bien ser como era, incluso cuando a veces parecía que debía esforzarse por ser de otra manera.
- Que está bien sentir el dolor de la pérdida de aquello que tuvo y dejó de tener. Pero también por lo que necesitó recibir y no le fue proporcionado.
- Que quizás se le pidió más de lo que se le podía pedir a alguien de su edad.
- Que no era responsable de las personas adultas de su alrededor; ni de su bienestar, ni de los conflictos que podían surgir entre ellas.
- Que, puede que las personas de su alrededor lo hicieran de la mejor forma que sabían; pero que, a su vez, no le proporcionaran la seguridad que necesitaba. Y que está bien reconocerlo pues su experiencia emocional es válida y también merece ser escuchada.
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