Hace unos días os hablaba de los silencios que se dan en la pareja.
Es posible que seamos nosotros/as quienes apostemos (o caigamos) en esa estrategia. Pero, como ya sabemos, nos todos los silencios son igual de convenientes, ni igual de sanos.
Este post trata sobre nuestros derechos y sobre nuestras responsabilidades. Que son:
1️⃣ Tenemos derecho a enfadarnos, 100% legítimo.
2️⃣ Tenemos derecho a no dar detalles, si eso es lo que necesitamos (debemos encontrar el equilibrio entre nuestra necesidades y el proporcionar suficiente información como para que la otra persona pueda empatizar con nosotros/as).
Pero, de la misma forma que tenemos derechos, también tenemos responsabilidades:
No debemos dejar de hablar al otro❌
No debemos hacerle el vacío❌
No debemos dejar de dirigirle la palabra ❌
(Nota: hablo de situaciones de conflicto exclusivamente; el contacto 0 no estaría incluido en este punto, tampoco una situaciónde abuso en la que lo adecuado es salir cuanto antes).
Pero, a la vez, es posible que necesitemos un tiempo. Por eso, debemos recordar que:
3️⃣ Tenemos derecho a reflexionar y a tomar distancia antes de volver a hablar del tema en cuestión; y eso, para muchas personas, significa tomarse un tiempo para pensar.
«Entonces, ¿si necesito un tiempo para pensar, pero a la vez debo evitar el silencio, qué hago?, ¿cómo lo gestiono?»
Puede parecer incompatible a priori, pero no:
Si necesitas un tiempo, pídelo.
Comunícale a la otra persona implicada en la situación que necesitas un tiempo de reflexión durante el cual necesitas dejar de hablar del tema, que necesitas un «break».
Y utiliza ese tiempo para procesar lo sucedido, para gestionar las emociones y para prepararte para la reparación del vínculo.
Comunica que necesitas ese tiempo, tú díselo, NO dejes que sean los demás quienes tengan que hacer el ejercicio de adivinarlo (de lo contrario, la relación puede resentirse y podemos hacer daño a la otra persona implicada en la situación).
