Un momento ideal para comenzar el proceso es cuando nos encontramos en una situación nos genera malestar, que nos supera, y cuando no contamos con las habilidades necesarias para reestablecer nuestro equilibrio y evitar que ésta afecta a nuestro bienestar.
Los síntomas son nuestros “aliados”. Nos permiten darnos cuenta de que el momento de buscar ayuda ha llegado: el sufrimiento, el malestar o la afectación de las distintas áreas de nuestra vida (la pareja, la familia, el trabajo, los amigos, la salud…) son buenos ejemplos.
Algunas señales que nos indican que probablemente haya llegado el momento de recibir ayuda:
1. Si sufres ansiedad, tristeza, malestar… y lleva ya cierto tiempo contigo (meses).
2. Si has sufrido una situación dolorosa que te cuesta superar, como una enfermedad, duelo, trauma o separación.
3. Si tienes problemas en casa o en el trabajo, o tus relaciones están dañadas.
4. Si padeces dolencias físicas como dolores recurrentes de cabeza, problemas digestivos, mareos, dificultades sexuales… O bien tu relación con la comida ha cambiado. Es posible que reflejen malestar emocional (te recomiendo que hagas chequeos con el médico para detectar otras posibles causas).
5. Si no disfrutas con actividades que antes te gustaban, o has dejado de lado aficiones y obligaciones.
6. Si sientes una desilusión generalizada o sientes que las cosas ya no tienen sentido.
7. Si la gente de tu alrededor te han manifestado su preocupación y te han aconsejado que tomes cartas sobre el asunto.
8. Si recurres a sustancias adictivas para sentirte mejor o, simplemente, para evadirte de tu situación.
9. Si sientes que ha llegado el momento de cambiar, pero no te ves capaz de hacerlo solo, o bien no sabes por dónde comenzar.
10. Si quieres desarrollar habilidades o competencias específicas para mejorar en ciertas áreas (p.e. mejorar tu forma de comunicarte para poder ampliar tu círculo de amistades).
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