Las alteraciones en el estado de ánimo pueden tomar muchas formas; una de ellas es la distimia. Ésta es una forma de depresión leve que se prolonga en el tiempo.
La distimina se asemeja a la depresión en tanto que se acompaña de un estado de ánimo bajo, tristeza, abatimiento, desgana, agotamiento... A diferencia de los episodios depresivos, que quedan acotados en el tiempo, la distimia y el malestar que causa se prolonga. Como consecuencia de este hecho, la distimia suele pasar desapercibida ya que solemos acostumbrarnos a sentirnos así.
Otra diferencia es la intensidad de los síntomas: en el caso de la distimia, son más leves.
Podemos continuar con nuestra vida, aunque nos cueste, nos sintamos agotados y nos acompañe un sentimiento de desgana continuo.
Algunos de los síntomas pueden ser: pérdida de apetito - o todo lo contrario -, insomnio o hipersomnia, agitación o enlentecimiento en los movimientos, fatiga o pérdida de energía, sentimientos de inutilidad, disminución de la capacidad para concentrarse, sentimientos de culpa excesivos o inapropiados,...
En caso de sentir estos síntomas de forma casi diaria y durante al menos 2 semanas, es conveniente consultar con un profesional de la salud para poder mejorar tu situación.
