En primer lugar, es importante distinguir la dependencia emocional sana de la que no es sana, también llamada codependencia.
Cuando dependemos de forma no sana, nos terminamos perdiendo a nosotros/as mismos/as. Y esto sucede como consecuencia del miedo a perder el vínculo.
Como resultado, terminamos fusionándonos: fusionarnos con su pareja implica dejar de ser dos personas (emocionalmente hablando) para ser una sola. Significa desdibujar nuestra identidad para encajar con nuestra pareja y que, así, sea más posible que el vínculo siga adelante. Significa sobreadaptarnos para reducir la probabilidad de que se den conflictos, pagando el precio de ignorar lo que sentimos y acallar lo que necesitamos.
La fusión sucede como consecuencia de poner el foco fuera, en nuestra pareja, en sus necesidades... y de hacerlo en detrimento de las nuestras: de tanto que miro hacia fuera, me quedo sin espacio, sin tiempo y sin energía emocional para mirar adentro. Algo así como: de tanto centrarnos en las necesidades emocionales de nuestra pareja para que esté a gusto y siga decidiendo quedarse en la relación (que no «nos abandonarnos», y lo pongo entre comillas porque nadie nos abandona, aunque es así como lo vivimos) nos olvidamos de nuestras propias necesidades emocionales, algo que, a la larga, acaba traduciéndose en perdernos a nosotros/as mismos/as.
Pensemos en una discusión: si nuestro objetivo es que nuestra pareja no «nos abandone», prestaremos especial atención a su estado de ánimo en un intento de descifrar si el vínculo peligra o si podemos estar tranquilos/as.
También prestaremos mucha atención a sus necesidades, priorizándolas por encima de las nuestras, pues sentimos que de ello depende la «supervivencia» de la relación.
Y lo anterior nos lleva a desoírnos: prestamos atención a las necesidades de nuestra pareja en detrimento de las nuestras.
La diferenciación consiste justamente en revertir los efectos de la fusión, concretamente en:
1️⃣Entender que somos dos personas con necesidades distintas. Y que eso está bien. Y que la relación debe satisfacer las necesidades de ambos/as.
2️⃣Adoptar una actitud de curiosidad tanto por las necesidades de nuestra pareja como, ¡atención! por las nuestras:
- ¿Cómo nos estamos sintiendo en una u otra situación?
- ¿Con qué emociones conectamos?
- ¿Qué necesitamos recibir por parte de nuestra pareja?
3️⃣Recordar que, aunque debemos aceptar las necesidades de nuestra pareja, puede que satisfacerlas implique dejarnos de lado, en cuyo caso deberemos anticipar las consecuencias y tomar una decisión consciente al respecto.
Por «aceptar» no me refiero a comprar sus necesidades, a satisfacerlas. Sino a no tratar de cambiarlas. Sus necesidades son las que son y no podemos hacer nada al respecto, aunque a veces nos resistimos a ello.
Y por «consciente» me refiero a una decisión que promueva o que, cuanto menos, no cause mella en nuestro bienestar.
4️⃣Si te sientes identificada/o con la codependencia, haz de la siguiente afirmación tu mantra: «Mis necesidades también son importantes». Y sobre todo (¡¡sobre todo, sobre todo!!) actúa en consecuencia. Quizás suponga poner límites, o comunicar lo que necesitas. Hazlo. Lo mereces: tus necesidades también son importantes. Hablo de necesidades emocionales en mi libro Amor sano, amor del bueno (disponible aquí).
Si sospechas que te vinculas desde la dependencia no sana, si te cuesta funcionar de forma autónoma en las relaciones a la vez que mantienes el vínculo porque sientes que te pierdes en este, valora la posibilidad de iniciar un proceso de acompañamiento emocional. Puedes escribirnos a través del formulario de contacto (haz clic aquí) si quieres trabajarlo con nosotras.
Mis dudas desde el comienzo de la relación han sido un mix de bandera roja,apego,celos.Al final no sé qué fue primero si la gallina o el huevo,si mis motivos son reales y mis miedos tienen fundamento.Leer el blog me ayuda mucho pero no termino de identificar la raíz de mi problema.