¿Estoy en una no-relación?
Una «no-relación» es, precisamente, una «relación» que no es una «relación».
Una no-relación es el vínculo que se establece entre dos personas cuando una de ellas quiere formalizar la relación, mientras que la otra prefiere seguir como están.
Y, ¿cómo están? Pues conociéndose, fluyendo, pasándoselo bien, viviendo en el aquí y en el ahora.
Suena positivo, ¿verdad? Puede serlo, y mucho. Pero solamente si las dos partes quieren y deciden conscientemente apostar por una relación sin compromiso.
«No somos pareja», «no quiero nada serio», «no busco una relación», «quiero una relación sin compromiso», «dejemos que fluya y ya veremos», «prefiero no ponerle etiqueta a lo nuestro». Todas estas expresiones expresan la voluntad de uno de los miembros de no comprometerse.
Si buscamos lo mismo, ¡estupendo, no hay problema! Sin embargo, la situación que mis compañeras de equipo y yo vemos en consulta muchísimo más frecuentemente es la siguiente y es así precisamente por el malestar que conlleva: accedemos a tener una no-relación con el único objetivo de tener la posibilidad de iniciar una relación (con compromiso) más adelante, con esa persona.
«Estamos bien así», «no necesito más», «siempre estoy a tiempo de dejarlo», «cambiará de opinión», «eso dice ahora, pero en cuanto nos conozcamos más, querrá formalizar lo nuestro», «tiempo al tiempo…», nos decimos.
Y nos quedamos esperando a que nuestra no-pareja cambie de opinión.
Pero, recordemos:
Quedarnos en una no-relación significa quedarnos allí donde nos han dicho que no se nos puede ofrecer lo que buscamos. Y hacerlo es condenarnos a negar lo que necesitamos: queremos una relación; sin embargo aceptamos (¿o nos resignamos a?) no tenerla.
