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  • Foto del escritorMontse

No hay mejor amor que el que NO ata

El miedo a perder a nuestra pareja puede hacernos actuar en contra de nuestros intereses, y en contra del bienestar de la pareja.


De manera inconsciente, es posible que nuestra pareja sienta la tentación - incluso que actúe al respecto - estrechando nuestras libertades con la única finalidad de "ganar terreno" en nuestra vida, hacerse más presente y, por qué no, que otras personas no tengan tanto peso en nuestra vida como él o ella. Y es posible que no sea nuestra pareja quien lo haga, sino nosotros y nosotras.


Sí, lo has adivinado: no es sano. Al principio puede suceder de manera inconsciente, incluso por ambas partes: es fácil dejarse llevar por el querer estar juntos a todas horas, durante las primeras semanas y meses de relación. Pero, sin duda, no es una tendencia sana y puede acabar derivando en situacionesque no nos gusten en absoluto.


Atar a nuestra pareja, o que nuestra pareja se sienta atada es, sin duda, meritorio de nuestra atención: algo no estamos haciendo como deberíamos, algo debemos cambiar.


Amar no es atar, incluso si el nudo aprieta poco. Incluso si amar requiere de un compromiso, no es un compromiso que se sella con un nudo, sino con el deseo de amarnos mutuamente. 


Y, amar, dicho sea de paso, requiere de respeto y de libertad. Por eso... 


Amar jamás será atar. 


De la misma forma que atar jamás debe ser aceptado como una forma de amar.


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