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Nos queremos, pero sé que debemos dejarlo

  • Foto del escritor: Montse
    Montse
  • 18 dic 2021
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 3 oct 2024


Esta es una de las situaciones emocionalmente más duras en el área de pareja. Y lo es por lo ilógico de la situación: "si nos queremos ¿por qué no podemos seguir juntos?".


En un mundo en que nos han dicho que, si hay amor, lo demás no importa; que el amor todo lo puede, tener que dejar la relación a pesar de que nos queremos, es algo que no concebimos; algo difícil de aceptar.


De hecho, lo lógico, si el amor todo lo puede, es quedarnos y luchar, ¿verdad?. Luchar por amor. ¡¿Y es que cuántas personas y cuánto tiempo nos quedamos en relaciones que no nos hacen bien porque queremos luchar por amor?!


No hablo de relaciones donde se dan dinámicas de abuso y en las que puede desarrollarse lo que conocemos como un vínculo traumático. Hablo de situaciones en las que nuestro bienestar emocional se ve perjudicado por permanecer en la relación.


¿Y qué puede estar sucediendo para que, a pesar de que nos queramos, el vínculo no nos haga bien?


  • Que tengamos una visión de la vida y de las relaciones muy distinta.

  • Que nuestras necesidades emocionales sean tan distintas, que resultan opuestas o contradictorias.

  • Que lo que necesitemos para sentirnos seguros/as en la relación, lo que nos hace experimentar una pérdida subjetiva de la seguridad del vínculo y lo que necesitamos para recuperarla sea opuesto (hablo de seguridad y de necesidades emocionales en Amor sano, amor del bueno, más información aquí).

  • Que estemos en momentos de la vida distintos.

  • Que tengamos ritmos que no resultan compatibles y hace que una parte o la otra vayan considerablemente más rápido o notablemente más lento de lo que desean y necesitan.

  • Que queramos para nuestra vida cosas distintas (p.e. una parte quiere tener hijos y la otra no).

  • Que tengamos estilos de vida tan distintos que, quedarnos, supusiera vivir una vida que no queremos.

  • Que nuestro modelo relacional (monogamias o no-monogamias) sea incompatible.

  • Que heridas pertenecientes al inicio de la relación no hayan podido ser reparadas y salgan en las conversaciones, una y otra vez, resultando agotados para una parte y frustrante para la otra.

  • Que los conflictos estén cada vez más presentes y seamos incapaces de reparar, y que, como consecuencia, la conexión se resienta.

  • Que la frialdad y la distancia se hayan instaurado en el vínculo y nos sintamos cada vez más lejos el uno del otro, contribuyendo a una sensación de soledad que, por otro lado, tampoco tenemos energía o ganas de atender y trabajar.

  • Que nuestras diferencias nos lleven a, si queremos quedarnos en la relación, tener que autotraicionarnos a menudo.

  • ...


Como ves, esto no va de querernos o no querernos. Si no de qué tan capaces somos de hacer que la relación funcione. Y por hacer que la relación funcione no solo me refiero a que el vínculo se mantenga en el tiempo, sino que cada una de las partes experimente bienestar en él.


Ya sé que suena tópico pero, una relación de pareja debe, en todo caso, sumarnos, no restarnos. Y, aunque duela con todo nuestro corazón, ésta puede restarnos (y mucho) a pesar de que amemos a nuestra pareja.


Y sí, ya sé que no todo es de color de rosas, que las personas pasamos por malos momentos que nos hacen estar más irritables o menos disponibles. Por eso, no hablo de irnos a la primera que sintamos incomodidad. Sino de:


  • Revisar qué podemos ofrecernos mutuamente

  • Valorar qué tan bien podemos hacernos teniendo en cuenta lo anterior

  • Recoger qué le sucede a mi bienestar desde que estoy en este vínculo

  • Explorar con qué emociones conecto, darles sentido teniendo en cuenta mi situación actual, vínculos anteriores e historia de vida; y, en última instancia, integrarlas con la razón


Y, desde ahí, a pesar de querernos,

  • Decidir.


Podemos decidir volver a poner algo sobre la mesa; o marcar un límite; o un autolímite (un límite a ti mismo/a). O bien ir a terapia de pareja. A veces, necesitamos agotar todas las opciones. Es normal y comprensible porque, al fin y al cabo, nos queremos y queremos permanecer en el vínculo.


Pero la ruptura debe ser una opción de entre todas las anteriores para poder vivir las relaciones desde la libertad de decidir qué necesitamos para cuidarnos, y poder actuar en consecuencia.


Si te encuentras en este punto y te sorprendes a ti mismo/a pensando "nos queremos, pero no nos hacemos bien" o "nos queremos, pero creo que deberíamos dejarlo", y tu situación te genera malestar o experimentas confusión respecto a lo que sucede en el vínculo o dentro de ti, en tu sentir, no dudes en buscar ayuda. Y, si quieres que seamos nosotras quienes te acompañemos, contáctanos a través del formulario, haciendo clic aquí.




 
 
 

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