¡¿Cuántas veces no nos escuchamos, no integramos parte de nuestra realidad, desoímos nuestras necesidades, ignoramos nuestro bienestar, caemos en el autoengaño o minimizamos la situación en la que nos encontramos con tal de quedarnos?!
Y es que, a veces, por muy mala que sea nuestra situación dentro de la pareja, creemos que lo que nos espera «fuera» del vínculo será peor.
Cuidado con estas trampas mentales. Cuidado con lo que te dices. Cuidado con las explicaciones que te ofreces y en qué pones énfasis. Porque puede que justo lo que te dices contribuya a tu sufrimiento, aunque en realidad tenga el objetivo de ahorrártelo haciendo que te quedes en la relación en lugar de apostar por decidir salir de ella.
Te dejo a continuación una serie de mensajes que nos mandamos, que nos llevan a quedarnos a costa de nuestro bienestar:
«Cambiará».
Es posible pero: ¿se trata de una expectativa fundada basada en una promesa de cambio y apoyada por acciones, o más bien de un deseo? En realidad, ¿quiere cambiar? E, incluso, si quiere cambiar, ¿puede hacerlo?, ¿cuenta con las herramientas para conseguirlo o está dispuesto/a a trabajarse para desarrollarlas? De hecho, ¿es lícito pedir y/o esperar ese cambio?, ¿hablamos de cambios conductuales o estructurales (valores, objetivos vitales, modelo relacional...)?
«En realidad, me quiere».
No seré yo quien diga lo contrario; al fin y al cabo, no te conozco, tampoco a tu pareja ni a vuestra historia. Pero, ¿tu pareja te quiere bien? ¿Tu bienestar emocional está de acuerdo con tu respuesta? Y tú, ¿la quieres bien? ¿Tu bienestar está de acuerdo también con esta última respuesta?
«Podemos arreglarlo».
Puede que sí, que podáis arreglarlo. Pero aseguraos de reparar el dolor y las heridas ocasionadas. ¿Podemos confiar en que esto sea posible? De hecho, ¿qué nos dicen los hechos? ¿Cuántas veces te recuerdas diciendo “podemos arreglarlo”? ¿Y cuántas veces se ha vuelto a estropear? De hecho, ¿dirías que tu bienestar emocional saldrá beneficiado a medio y largo plazo si lo arregláis?
«Conseguiremos que lo nuestro funcione».
Y, si os vais a hacer bien mutuamente, ¡ojalá sea así! :) Pero, asegúrate (aseguraos) de que así sea. A menudo confundimos la esperanza basada en evitar conectar con el miedo, en el “pero nos queremos”, en el “no imagino un escenario distinto”, con una expectativa realista que tiene origen en la capacidad de ambas partes de mirarse, revisarse y querer trabajar en
el vínculo.
«Nos queremos».
Quererse es genial. Y muy necesario. Pero, ¡atención! no suficiente. En una relación hay otras muchas cuestiones implicadas como, por ejemplo, el modelo relacional que cada parte quiere para sí, los objetivos vitales, las necesidades emocionales, los valores... aspectos en los que pueden haber más o menos diferencias, pero cuya compatibilidad, al menos en cierto grado, es muy necesaria y no depende de cuánto nos queramos.
«Voy a intentar ser menos... o ser más...».
Y si “ser menos...” o “ser más...” va en la línea del crecimiento que tú quieres para ti, si te va a hacer bien y lo querrías tanto estando dentro como fuera del vínculo, ¡genial, adelante! Pero, si haciendo un ejercicio de honestidad brutal contigo mismo/a te das cuenta de que el objetivo es que tu pareja decida quedarse a tu lado, ¡cuidado! Los límites de la autotraición son muy finos y, a menudo, resultan difíciles de identificar.
«Es una mala racha».
Cierto es que nadie está exento de pasar una mala racha; y que esto puede afectar a la pareja. Incluso puede que la pareja pase por un bache. Pero, cuidado con considerar una mala racha aquello que, en realidad, se ha convertido en una especie de nueva normalidad. Y cuidado con quedarte esperando a que la mala racha pase si una de las partes implicadas no hace o quiere hacer nada al respecto (algo lícito, pero a tener muy en cuenta).
«En realidad él/ella no es así».
Cuando algo de nuestra pareja no nos gusta o nos hace daño, podemos caer en la tentación de decir-nos algo como “en realidad, no es así”. Entiendo que eso que ha sucedido entra en contradicción con la información de la que contábamos hasta el momento. Pero es importante que la negación no tome las riendas, y que tratemos de integrar esa información para poder tomar las decisiones que nuestro bienestar requiera.
«Tampoco estamos tan mal».
Y puede que sea así. Pero es impor-tante que tengas en cuenta que los seres humanos tenemos una capacidad increíble para adaptarnos a nuestras circunstancias; incluso a las adversas. Y que el cambio nos abruma y, a veces, nos inmoviliza. Así que es posible que “no estéis tan mal”, pero también lo es que esté entrando en juego el autoengaño y que te hayas acostumbrado a una situación nada sana. Por eso, pregúntale siempre a tu bienestar.
Si sientes que tu bienestar emocional necesita que tomes decisiones respecto a tu relación de pareja (o el área sexoafectiva) pero, a la vez, sientes que te cuesta, no sabes por dónde empezar, o la frustración y desesperanza te inundan, considera la posibilidad de iniciar un proceso terapéutico encaminado a tomar las riendas y poder ejecutar la decisión que mentalmente ya tomaste hace tiempo.
Y si quieres que seamos nosotras quienes te acompañemos, escríbenos a través del formulario de contacto y te escribiremos para informarte sobre cómo trabajamos.
Comments