Sí, seguro que hay varios aspectos que podrías mejorar. Eso no lo dudo. Tú, yo y la gran mayoría de personas que conocemos.
Pero hoy me gustaría plantearte algo:
De toooodo lo que te gustaría cambiar, te propongo que lo dividas en dos categorías:
- Imprescindibles/«Must have»: esta categoría debe incluir aspectos que sí o sí deben constar en tu lista de cuestiones a trabajar.
- Deseables/«Nice to have»: y aquí debes incluir aquellos aspectos que te gustaría cambiar, porque crees que te podrían aportar mayor bienestar o que podrían representar una mejora en comparación a la situación actual; pero que, sin ellos, podrías sentirte orgullosa/o de ti misma/o igualmente.
Ahora que tienes un poco más claro qué te gustaría cambiar sí o sí, y qué es, quizá, opcional; o qué puede esperar...
Piensa: ¿Tu versión actual es tannn mejorable como consideras en ocasiones? ¿Realmente, tu versión actual merece el rechazo con el que a veces te tratas?
Teniendo en cuenta lo anterior, ¿crees que tienes motivos para quererte?
Es posible que tú y yo nos conozcamos. Pero, muy probablemente, tú y yo no nos conocemos; así que asegurar que tienes motivos para quererte es un tanto arriesgado. Soy consciente de ello. Sin embargo, mi experiencia profesional me dice que sí, que tienes motivos para hacerlo. ¿Por qué? Porque esto es lo que suelo ver en consulta: personas que subrayan sus defectos y supuestos defectos, obviando que, incluso si no los subsanan, siguen mereciendo quererse a sí mismas.
Pero, como están demasiado centradas en tooodo aquello que les gustaría cambiar, son incapaces de ver tooodo aquello que valen, y tooodo aquello positivo (o tremendamente positivo) que aportan a las personas que las rodean.
Así que: no esperes a subsanar todos esos defectos (o supuestos defectos, por llamarlos de alguna manera; aunque, yo prefiero llamarlos cuestiones a revisar o mejorar) para quererte.
Quiérete ya, ahora, hoy, tal y como eres.
Sí, seguro que lo estás pensando: quererse no es tan fácil... Tienes razón: quererse puede requerir un trabajo interno que aúna esfuerzo y constancia. Y conciencia, mucha conciencia para pillar al vuelo patrones de pensamiento que, sin darnos cuenta, tiran por el suelo el trabajo que conscientemente hacemos para hablarnos mejor y para vernos con más ternura y compasión.
Pero mientras, al menos, trátate como si ya te quisieras; con estas más que necesarias ternura y compasión. Así podrás seguir trabajando en aquello que quieres mejorar, pero sin la terrible presión de que, hasta que no lo mejores, no podrás quererte.
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