“El lunes comienzo con la dieta”; “la próxima semana vuelvo al gimnasio”; “el mes que viene me pongo con el inglés; esta vez en serio”. ¿Te suenan este tipo de afirmaciones o, mejor dicho, intenciones?
Establecer una fecha de inicio para comenzar a trabajar en nuestros propósitos nos da un empujón actitudinal que nos anima a hacer el primer paso; ése que tanto suele costar.
Septiembre nos puede ayudar a conseguirlo más fácilmente. Septiembre es, a efectos prácticos, como un “nuevo lunes”; la fecha de inicio perfecta para comenzar a movilizar recursos hacia la consecución de nuestros objetivos.
Pero no todo es la fecha de inicio; de lo contrario, seguramente ya habríamos alcanzado nuestros objetivos. Sino que debemos prestar atención a los siguientes puntos:
· Debemos definir exactamente qué queremos conseguir. Solamente si somos concretos sabremos hacia dónde nos dirigimos.
· Tenemos que concretar acciones específicas y necesarias para conseguir nuestro propósito.
· Cada acción tiene que contar con una fecha. Especialmente importante si solemos posponer nuestras obligaciones.
· Debemos pensar en una forma de medir nuestro progreso. ¿Qué indicará que estamos en el buen camino?
· Plan B: si nos damos cuenta de que no vamos por el buen camino, ¿qué tendemos que hacer?
· Y, por último pero no menos importante: ¿Con quién puedes contar para conseguirlo? Tener apoyo es fundamental.
Espero que esta breve guía os sea de utilidad. ¡A por septiembre; a por vuestros objetivos!
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