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  • Foto del escritorMontse

¿Sientes que se repite la misma historia?

¿Has pensado que, quizás, los aprendizajes que un día te ayudaron a «sobrevivir» en lo emocional, son los mismos que ahora te llevan a experimentar malestar en las relaciones?


Empecemos por el principio:


La principal función de nuestro cerebro es asegurar nuestra supervivencia. Y esto es lo que ha hecho hasta el día de hoy.


Cuando nos damos cuenta de que siempre se repite la misma historia, nos hacemos preguntas.


Como resultado, puede que lleguemos a la conclusión de que la calidad del afecto que recibimos por parte de nuestras parejas mantiene un serio paralelismo con el afecto que recibimos en el pasado.


Que nos sintamos atraídxs por personas que exhiben una conducta similar a nuestros cuidadorxs principales, no es casualidad y está estrechamente relacionado con lo anterior: es resultado de nuestro cerebro tratando de mantenernos vivxs.


Pero si lo anterior nos lleva a quedarnos en relaciones poco sanas, ¿cómo es posible que suceda esto?


Porque nuestro cerebro confunde lo familiar con lo seguro, creyendo que solamente porque algo nos resulta familiar, ya es seguro.


En realidad, tiene sentido: nuestro cerebro sabe cómo reaccionar ante dicha inseguridad, por lo que nos genera una falsa sensación de seguridad.


Y todo lo anterior sucede en un plano inconsciente, que solamente se hace evidente cuando nos paramos a analizar nuestros patrones, como resultado de ser conscientes que nuestra forma de vincularnos nos causa malestar.


Si este es tu caso, no caigas en pensar que hay algo malo en ti. No es cierto, no lo hay.


Tu cerebro cumplió su misión: sobreviviste (también en lo emocional), conseguiste salir adelante en una situación emocionalmente difícil.


Sin embargo, como personas adultas que somos, toca tomar las riendas y ser responsables, escoger desde la consciencia, especialmente si nuestra forma de vincularnos causa dolor a los demás o es, curiosamente, el origen de nuestro propio malestar.


¿Qué debemos hacer?


Ser conscientes de los aprendizajes que incorporamos para «sobrevivir» en lo emocional, desaprender lo que ya no es necesario y aprender nuevas formas de vincularnos para poder tener relaciones más conscientes, más sanas y más seguras.




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