Antes de que empieces a leer la lista de cuestiones que pueden ayudarnos a concluir que tu pareja te hace bien, que es buena para tu bienestar emocional, quisiera pedirte que tomes buena nota no solamente de los aspectos mencionados, sino de las emociones con las que conectas al leerlos.
Ahora sí, explorémoslos :)
1. Te respeta en todos los sentidos. Y esto incluye también los límites que le pones para cuidar de ti y proteger tu bienestar.
2. Sientes que puedes ser tú mismo/a dentro del vínculo: no tienes que esconder partes de tu persona para que tu pareja decida seguir a tu lado.
Si bien es cierto que revisarnos y hacer autocrítica es siempre bienvenido, de la misma forma que podemos tener que llevar a cabo ciertos cambios en nuestro funcionamiento interno, desarrollar nuevas estrategias de vinculación y trabajar para regularnos de forma más sana; para seguir adelante con la relación no tienes que autotraicionarte, ni dejar de lado lo que tú quieres para ti y para tu vida; ni rebajar límites y estándares para que tu pareja encaje en ella.
3. Es un refugio seguro: sabes que está ahí, que te ofrece presencia y disponibilidad. Y el vínculo que habéis construido te proporciona seguridad, en gran medida.
Es difícil que un vínculo nos proporcione seguridad el cien por cien de las ocasiones; que nuestra pareja nos proporcione seguridad de la forma que necesitamos, cuando lo necesitamos y en la medida que lo hacemos; pero es importante que sí lo haga en la mayoría.
Importante también: que nosotros/as seamos, de igual forma, un refugio seguro para nuestra pareja. Las relaciones sanas son una carretera de doble sentido ;)
4. Te cuida y te quiere. Te sientes cuidado/a y querido/a.
Es cierto que, determinadas heridas, que nos llevan a experimentar miedo (como el miedo al abandono) y estos pueden traducirse en necesidades difíciles de satisfacer.
Será importante conocernos a nosotros/as mismos/as para poder discernir si nuestra pareja no nos ofrece calidez, intimidad emocional, refugio, hogar y, por lo tanto, difícilmente nos sentiremos queridos/as. O si nuestras heridas hacen que, por más amor que se nos ofrezca, este no nos llegue.
5. Quiere lo mejor para ti y procura tu bienestar.
No se trata de hacer que estés bien: cada persona es responsable de su propio bienestar. Pero, cuanto menos, una relación de pareja no debe contribuir justo a lo contrario.
Así que, si sientes que desde que estás con esa persona tu autoestima, tu bienestar emocional, incluso tu bienestar físico han ido en detrimento, revisa bien qué sucede dentro del vínculo.
6. Tus emociones no son un problema. Incluso cuando no se entiende tu experiencia emocional, tu pareja se esfuerza por entenderte, y respeta y valida cómo te sientes.
Porque no se trata de sentir lo mismo; ni de tener la misma opinión; pero sí de mostrar una actitud de apertura al mundo emocional de nuestra pareja; de acogerlo desde la curiosidad genuina y la ausencia de juicio en una clara invitación a la vulnerabilidad.
7. Te puedes mostrar vulnerable y expresar tus miedos e inseguridades. Por supuesto, desde la responsabilidad afectiva, haciéndonos cargo de nuestra parte; expresándonos de forma asertiva y no culpabilizadora.
Si quieres saber más sobre validación, conexión, intimidad emocional, responsabilidad afectiva y mostrarnos vulnerables, echa un vistazo a Amor sano, amor del bueno.
8. La comunicación es fluida, clara, honesta y respetuosa. Y, aunque no siempre os entendáis, conseguís construir/sumar a través del diálogo.
Porque lidiar con un conflicto no es fácil, pero es en el conflicto cuando más podemos conocernos: qué emociones aparecen en una situación concreta, con qué heridas conectamos cada uno/a de nosotros/as, cuáles son nuestras necesidades, cómo podemos recuperar la seguridad, cómo la otra parte contribuye a justo lo contrario, qué nos dice todo esto de nuestra historia...
Así que, trata de ver el conflicto como una oportunidad ;) (importante: conflicto es sinónimo de intercambio de puntos de vista; en ningún caso, de bronca o pelea).
Si quieres saber más sobre las dinámicas que se dan dentro del vínculo, sobre regulación emocional en pareja, sobre necesidades emocionales, seguridad, intimidad, conexión, vulnerabilidad, validación... y, en definitiva, sobre construir relaciones sanas y seguras, echa un vistazo a mi nuevo libro Amor sano, amor del bueno, disponible en tu librería de confianza, Amazon, Casa del libro, FNAC, El Corte Ingles, etc.
9. Tu crecimiento no le resulta una amenaza; al contrario, te anima a crecer y a desarrollarte; y celebra tus alegrías y tus éxitos (sea lo que sea que esto signifique para ti).
En todo caso, no tienes que esconder tus logros para no herir el frágil sentido de valía (o ego) de tu pareja y esta no minimiza tus logros, no te resta valor o no te compara consigo mismo/a o con otras personas para hacer de menos los hitos alcanzados.
10. Tu sistema nervioso tiende a estar más en calma que sobreactivado; es decir, en la relación hay más calma, que conflictividad e incomodidad.
Importante: hay relaciones que no son nada seguras y que, como es de esperar, sobreactivan nuestro sistema nervioso al haber reconocido señales de amenaza para nuestro bienestar emocional. Sin embargo, hay relaciones que son mayoritariamente seguras en las que también se sobreactiva nuestro sistema nervioso pues puede que haya situaciones, acciones, palabras, actitudes que nuestro sistema nervioso, a nivel neuronal, interprete como un peligro (en base a aprendizajes que hemos integrado en vínculos anteriores), cuando en realidad, no lo son.
Hablo, por ejemplo, de cuando hemos desarrollado hipervigilancia o cuando, como resultado de un sistema nervioso permanentemente activado, nuestra ventana de tolerancia es muy pequeña y causamos muchos falsos positivos (identificamos situaciones como peligro; como, p.e. signo de un potencial abandono, cuando no lo son).
Será importante que nos preguntemos si la situación actual es peligrosa, si hay invalidación, si no se nos tiene en cuenta, si sentimos que se cuestiona nuestra valía, si no se nos ve, en lo emocional para poder, desde una mayor claridad, decidir.
No obstante, adquirir una mayor claridad respecto a la situación no será fácil pues el miedo es poderoso y nuestro cuerpo grita muy alto.
Por otro lado, también es importante tener en cuenta que, cuando estamos en una situación nociva para nuestro bienestar, como parte de estrategias de supervivencia que ponemos en marcha, pensando en términos cotroplacistas para quedarnos en el vínculo, podemos negar el dolor que nos está causando el vínculo; y puede que incluso caigamos en invalidar lo que sentimos (p.e. "no es para tanto") o en culparnos (p.e. "en realidad es cosa mía", "no me hubiera respondido así si yo no...").
Así que, si tienes dudas, párate un momento, explora cómo te sientes, ponle nombre a tus emociones, ofréceles sentido en base a tu historia de vida respecto a vínculos y decide si sería conveniente tomar decisiones como poner límites o poner distancia para cuidarte.
Espero que lo anterior te acompañe en tus reflexiones y te acerque a tomar decisiones que se traduzcan en relaciones más sanas y seguras.
Si actualmente no sabes si tu relación te hace bien, o tienes claras sospechas de que no es así, pero no sabes cómo gestionarlo; o quisieras poner fin al vínculo pero sientes como que hay una parte de ti que te mantiene en la relación, valora buscar ayuda.
Si quieres que seamos nosotras quienes te acompañemos, completa el formulario de nuestra web y te contactaremos.

Comments