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  • Foto del escritorMontse

¿Un único amor para toda la vida?

Un amor para toda la vida. 


¿Es posible? Sí. 


¿Es deseable? Sí. PERO, depende. 


¿De qué? Del bienestar de cada uno de los miembros de la pareja.


Grosso modo, esta sería mi respuesta.


Todos conocemos parejas que llevan muchos años juntos, incluso «toda la vida». Para algunas personas resulta envidiable ver como alguien cercano ha encontrado a una persona con quien quiere compartir el camino de la vida y envejecer. Así, tal cual. 


Cuando pensamos en todo lo anterior, inevitablemente hacemos una asociación: si una pareja es longeva, significa que están felices juntos, que están a gusto, que su relación resulta satisfactoria. La lógica nos dice esto. Pero, ¿es así?  Dar por supuesto lo anterior es, en muchas ocasiones, un acierto; y, en algunas, un error.


La satisfacción en las relaciones de pareja no debería medirse necesariamente por la longevidad de las mismas. En algunos casos aplicaría eso de «más vale malo conocido que bueno por conocer» e, inevitablemente, estamos repitiendo un modelo social que hemos aprendido desde pequeños: en esta vida, para ser feliz, parece que hay que tener un trabajo fijo (para toda la vida), un piso (para toda la vida) y, por supuesto, una pareja (para toda la vida). 


Lo cierto es que ideas como la anterior nos ponen mucha presión y, aunque su intención sea promover estabilidad, puede inducirnos a vivir un modelo de vida y relacional que no va con nosotros, o que no conseguimos obtener, junto con un irrenediable sentimiento de inadecuación.


Si las cosas no van bien en pareja debemos buscar la forma de intentar subsanarlas. Es nuestro deber. Pero, si incluso esforzándonos no somos capaces de mejorar la relación, ¿por qué atarnos a algo que no funciona? 


Nuestro bienestar debe ir por delante de una forzada estabilidad, del «más vale malo conocido que bueno por conocer», del qué dirán y de los sentimientos de inadecuación y fracaso.


Así que, en mi opinión: sí, tener un amor para toda la vida es posible. También deseable. Pero siempre la relación sume al bienestar de los miembros de la pareja, y no al contrario.


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