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El proceso terapéutico resumido en 5 pasos

Cada persona es un mundo, y lo mismo sucede con los procesos terapéuticos: no hay dos procesos iguales, dado que estos deben adaptarse a las vicisitudes de cada situación y, sobre todo, a cada persona.

Acudir al psicólogo genera muchas dudas. Es por esto que creo oportuno resumir en 5 pasos las diferentes fases de las que consta cada proceso terapéutico, esperando que resuelva algunas de las dudas que te puedan surgir al respecto.


1. Identificar, analizar y comprender lo que te preocupa. Es posible que seas consciente de que algo no acaba de ir bien, de que no te experimentas el bienestar que te gustaría; pero a la vez te resulta complicado discernir qué te hace sentir de esa forma.


2. Establecer los objetivos. Todo el mundo quiere "estar bien"; ¿pero qué significa en tú caso? Es importante saber hacia dónde vamos, para saber si nos estamos acercando y saber cuándo llegamos. Por otro lado, tus objetivos pueden ser distintos a los que yo, como profesional, puedo proponerte. Estas discrepancias pueden ser el origen de una conversación muy fructífera.


3. Enseñarte estrategias y técnicas; y potenciar tus competencias y habilidades. Nada sucede porque sí; sino que tenemos que trabajar para conseguir lo que perseguimos. Pero es posible que no cuentes con las estrategias, técnicas, competencias y habilidades necesarias. ¡No te preocupes! Parte de mi tarea como terapeuta es proporcionarte las herramientas que necesites para hacer frente a las dificultades y aumentar tu bienestar. De hecho, uno de mis objetivos es que salgas de cada sesión con unas ideas claras sobre cómo actuar si se dan X o Z situaciones.


4. Acompañarte en la puesta en práctica y resolver dificultades. Aplicar las técnicas y estrategias, y desarrollar ciertas estrategias no es tarea fácil; especialmente porque habitualmente requiere hacer las cosas de forma distinta a la que solíamos hacer hasta ahora.


5. Hacer un seguimiento de tus avances y mejoras. Una vez conseguidos los objetivos, es momento de felicitarte por el progreso, pero no de bajar la guardia. Volver a viejos hábitos es terriblemente fácil; por lo que hacer un seguimiento de las mejoras, de forma sistemática, nos ayudará a poder reconducir la situación y evitar, con las técnicas aprendidas, que vaya a más.


Otra de las dudas más comunes es cuándo deberíamos iniciar un proceso terapéutico.

Para mí, el momento ideal para comenzarlo es cuando nos encontramos en una situación nos genera malestar, que nos supera, y cuando no contamos con lo necesario para reestablecer nuestro equilibrio y evitar que ésta afecta a nuestro bienestar.


En este sentido, los síntomas son nuestros “aliados”. Nos permiten darnos cuenta de que el momento de buscar ayuda ha llegado: el sufrimiento, el malestar o la afectación de las distintas áreas de nuestra vida (la pareja, la familia, el trabajo, los amigos, la salud…) son buenos ejemplos.


En este post encontrarás algunas de las señales que pueden indicar que ha llegado el momento de buscar ayuda y trabajar para poner fin al malestar.




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