Hay algo en nuestra relación que causa mella en nuestro bienestar. Pedimos un cambio. Esa petición se traduce en una promesa de cambio. Un cambio que puede que nuestra pareja no sea capaz de llevar a cabo, un cambio que puede no ser posible, que puede atentar contra sus estándares o su forma de vivir las relaciones... Pero un cambio para el que se compromete, al fin y al cabo.
Puede que el cambio se produzca y se mantenga en el tiempo de forma consistente 👌🙌
Pero puede que el cambio se volatilice en seguida. Y puede que el cambio ni tan siquiera se produzca.
En estas situaciones, nos vemos en la delicada tesitura de tener que volver a ponerlo sobre la mesa.
Pero, cuando nos damos cuenta de que lo anterior se ha traducido en un bucle infinito de promesas de cambio que no se honran, agotadas/os de esperar a que la situación cambie y frustradas/os porque este no sucede, sentimos la tentación de hacer un nuevo movimiento: dar un ultimátum.
Tiene lógica: si mi pareja ve que la relación peligra, «ahora sí se lo va a tomar en serio». Pero, ¿es así?
Hay relaciones que funcionan a base de ultimátums, reproduciendo exactamente el mismo bucle del que hablaba, solo que la tensión por el peligro que corre la relación hace que el malestar sea incluso mayor.
Un ultimátum puede ser un toque de atención, puede que sea un «esto que has estado ignorando es verdaderamente importante».
Pero yo me pregunto: ¿es verdaderamente necesario llegar a este punto?, ¿si mi pareja no ha entendido que eso era importante para mí, lo va a entender ahora; o los cambios van a responder única y exclusivamente a un intento de «salvar la relación»?
Sí, es cierto, nuestra pareja nos estaría demostrando que quiere salvar la relación; pero, recordemos, no queremos salvarla a cualquier precio.
De igual manera, si nuestra pareja realiza los cambios única y exclusivamente para salvar la pareja, ¿qué sucederá cuando vuelva a estar segura/o del vínculo?
Cada caso es un mundo, cierto. Pero estaría bien preguntarnos qué nos transmite nuestra pareja si sentimos que la relación «funciona» a base de ultimátums, si es eso lo que queremos y si él/ella verdaderamente puede ofrecernos algo distinto.
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